La gala de los refuerzos de la pelota no estuvo a la “Altura” de los aficionados cubanos.



El espectáculo deportivo más importante de la pelota cubana concluyó recientemente entre sabores y sinsabores. El plato fuerte que fue el juego de las estrellas una vez más dejó mucho que desear ante los aficionados que esperan de mayor emotividad y esfuerzo de los jugadores en el terreno.

Los jugadores veteranos aportaron mucho más al show del baseball cubano que los propios peloteros regulares, aun y cuando fueron convocados pocos días antes del citado evento.

Pero sin dudas el programa televisivo donde se escogieron los refuerzos de esta Serie 57 del pasatiempo nacional, como decimos en el lenguaje popular cubano “Le puso la tapa al pomo”.

Ante todo quiero aclarar que no soy comentarista deportiva, pero si me gustan los deportes y por supuesto como buena cubana sigo la pelota y a mi provincia Holguín representada por los Cachorros holguineros.

Es por eso que me duele ver la poca seriedad, la falta de preparación y profesionalidad que denotó la gala para escoger “Los refuerzos” a la segunda fase de la seria nacional. Si la comparamos con las anteriores puedo afirmar con toda seguridad que involucionamos.


El hecho de que se haya destinado a la provincia de Matanzas para realizar este momento espectacular y esperado por miles de cubanos, no debe ser justificación para la carencia de tecnología, como la utilización de una pantalla donde con un sencillo software se apoye con datos y estadísticas la selección de los peloteros a disposición de los diferentes managers. Managers que fueron vestidos de etiqueta como lo exigía la altura del momento pero una altura que nunca llegó.

Parece ser que la base de datos para este gran espectáculo, nunca está actualizada en cuando a los peloteros disponibles y las lesiones que sufren, y cito un ejemplo: cuando al inicio de la gala el directivo del INDER (Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación) presente en el  programa televisivo aseguró que todos estaban listos para jugar a excepción de Frederic Cepeda, luego el manager de Granma (Carlos Martí) solicitó a Carlos Tabares y el propio pelotero respondió desde el público que estaba lesionado y pensaba jubilarse.

 De la falta de profesionalidad puedo mencionar otros momentos, como cuando el comentarista deportivo Modesto Agüero trató de justificar la mala calidad del material con que se hizo el ridículo cocodrilo de cartón digno de un cumpleaños y no de una gala que goza de un elevado raiting de audiencia tanto en nuestro país como en el extranjero.

Es increíble que con un año de antelación para preparar este show deportivo no exista un “Bombo profesional” con las debidas normas de transparencia que exige el momento. En esta ocasión el sorteo se hizo tan incómodo que los destinados a escoger las pelotas con los números se  agachaban dándole la espalda a las cámaras de televisión.

A mi entender los aficionados cubanos merecemos una gala de los refuerzos, con mayor calidad, mucho mejor pensada y planificada con antelación, no un comentarista apresurado y entorpecido con el micrófono que no lo dejaba anotar a mano.

Los momentos musicales dejaron mucho que desear, un espectáculo deportivo de tanta emotividad exige de una música más movida y popular. Cada número musical además de entretener al espectador,  sirve para dar tiempo a los directores de los diferentes equipos a consultar y a tomar la mejor decisión, sin atropellar el desarrollo de la transmisión.

A mi entender faltó la voluntad de hacer bien las cosas porque cuando se quiere, se puede y así lo demostró el concurso de música recién concluido “Sonando en Cuba”, que si bien maneja otros códigos en cuanto a escenografía y cuenta con buen financiamiento, existen buenas ideas y voluntad que no dependen del dinero sino del orgullo profesional y de querer brindarle al pueblo cubano un  espectáculo deportivo a la altura del momento.


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